Avilés
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Situada en la aldea de El Llanu, se trata de una iglesia de probable origen pre-románico (s. VIII-X), reedificada en los s. XVI, XVII-XVIII y XIX, a comienzos del s. XX, y hacia el año 1969 (realizando esta última reforma Francisco Márquez López, que fue párroco de Cancienes y Solís). Entre los restos de la fábrica original pre-románica se conservan aún algunos sillares y dovelas de arco sueltos, totalmente descontextualizados e integrados como material de relleno en los muros del edificio, y dos fustes lisos de columna reaprovechados en un ara del cementerio situado junto a la iglesia. La estructura actual de ésta data íntegramente de las reedificaciones posteriores; cabe señalar que, al conservar importantes elementos del s. XVI (sobre todo en el ábside) y ser, por tanto, algo anterior a la fábrica de las demás iglesias corveranas, su estética se aleja un tanto de la austeridad purista de los s. XVII-XVIII.

La planta consta de una nave (sin división en tramos), un ábside de planta cuadrada, una sacristía situada a la derecha del ábside, y un porche en el lado sur. El ábside, que se halla muy destacado en altura y que parece haber sido concebido además como capilla panteón de la Casa de Solís, se comunica con la nave mediante un arco de medio punto relativamente estrecho y decorado con molduras que acentúa su aspecto de espacio funerario particular. La cubierta de la nave es adintelada, o al menos así la dejó la restauración del año 1969. El ábside ofrece en cambio, una elevada e interesante bóveda estrellada con terceletes de tradición gótica (la única de este tipo en el área de Corvera) cuyos nervios se apoyan sobre una imposta decorada con una moldura en el interior, y sobre cuatro elegantes contrafuertes (dos de ellos angulares, muy comunes en las iglesias asturianas del s. XVI) en el exterior. Por otro lado cabe destacar, también en el exterior, la espadaña, situada sobre el lado oeste del edificio.

El templo cuenta en el lado sur con una portada de arco de medio punto decorada con varias molduras que arrancan desde el suelo (a semejanza del arco que separa el ábside de la nave), fechable en el s. XVI. y que comunica la nave con el porche (el cual se apoya sobre columnas toscanas que datan ya del s. XIX). En el lado oeste de la nave hay otra portada, neorrománica, que está fechada en 1907. Sobre esta última portada hay encajado un escudo (procedente quizás, del cercano palacio de los Solís) dividido en cuatro cuarteles en los que alternan las armas de los Rodríguez de León con las de los Solís (presentando ambas rasgos tardíos, de los s. XVII-XVIII), en memoria de Pedro de Solís (s. XV XVI), que fue protonotario y tesorero del papa Alejandro VI y que era hijo de una Solís y un Rodríguez de León; está rematado además por el capelo eclesiástico (cuya ala, muy amplia, es asimismo un rasgo tardío) y los cordones que el citado Pedro de Solís había incorporado al escudo de su familia a comienzos del s. XVI. Con este escudo se recuerda, además, que los miembros de la Casa de Solís eran patronos de esta iglesia. En la pared lateral derecha del ábside de esta iglesia hay un interesante sepulcro que corresponde al tipo denominado de arco solio y donde al parecer, según Enrique Tessier, se halla sepultado Gutierre de Solís (muerto a mediados del s. XVI), señor de la Casa de Solís y sobrino del mencionado Pedro de Solís. Consiste en un sarcófago de piedra situado bajo un arco ciego abierto en la pared. El sarcófago, apoyado sobre tres pequeños leones de piedra (característica muy común en las tumbas de los caballeros, cuyo supuesto valor y nobleza venían a simbolizar), tiene forma de arca (lo cual parece un rasgo arcaizante): en su tapa o lauda presenta grabados, sobre su lado frontal, las dos versiones posiblemente más antiguas del escudo de la Casa de Solís, y sobre su lado posterior, una espada que indica la condición de caballero del difunto.

El arco ciego, de medio punto y que aparece concebido como un retablo plateresco de la época, está enmarcado por dos pilastras cajeadas de estilo renacentista que sostienen un dintel, sobre el cual hay, a su vez, un tímpano flanqueado por dos antorchas funerarias o flameros en altorrelieve; dicho tímpano alberga otro escudo de los Solís de diseño posterior al de los escudos de la tapa del sarcófago, inscrito en una corona de flores y frutos, al estilo de los clípeos clásicos romanos, rematado por el capelo eclesiástico (aquí con ala estrecha y rasgos arcaizantes) y los cordones que Pedro de Solís añadió a su escudo familiar en el s. XVI, y flanqueado por dos grandes florones en bajorrelieve. El sarcófago, que por los rasgos arcaizantes de su diseño y de los escudos representados en él puede fecharse hacia la 2ª mitad del s. XIV, debió pertenecer en realidad a algún antepasado del citado Gutierre de Solís, quien lo habría reaprovechado (tomándolo como señal de prestigio y antigüedad de su linaje) para su propio sepulcro al integrarlo junto al arco ciego y el tímpano, que habrían sido, en cambio, encargados por él mismo a mediados del s. XVI (época de la que dataría además la principal reedificación de la iglesia).


EL RETABLO MAYOR[]

El retablo mayor y la pequeña sillería del ábside de la iglesia de Solís, salvados de la quema durante la Guerra Civil de 1936, proceden en realidad del desaparecido convento de Sta. María de la Vega de Oviedo, y fueron donados por el conde de Revillagigedo (heredero de la Casa de Solís) a la iglesia de Solís en el s. XIX. El retablo, de estilo barroco, es obra del tallista fray Pedro Martínez de Cardeña (s. XVII-XVIII) y destaca por su gran arquitectura y buena talla. En su parte inferior hay un arco de medio punto, encima del cual, en el centro del retablo y enmarcada por una hornacina trilobulada, hay una talla (no de gran calidad) alusiva a la Asunción (la Virgen elevándose hacia el cielo sobre los Apóstoles). Sobre esta talla hay otra, a su vez, que representa la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad y que es de gran calidad. Todo el conjunto está rematado por un escudo de Castilla y León (inscrito en el Collar del Toisón de Oro y timbrado por una corona), y flanqueado por columnas corintias profusamente decoradas con roleos, motivos vegetales y cabezas de ángeles, a cuyos lados hay dos pequeñas pero interesantes tallas alusivas a la sagrada Familia: la Huida a Egipto y el Regreso del Templo. Todo el retablo es de madera, policromada en la talla alusiva a la Asunción y dorada en el resto. Por lo demás, únicamente cabe destacar un pequeño arco ciego abierto en la pared lateral derecha de la nave, que alberga un Cristo crucificado traído, al parecer, de otra iglesia. En cuanto a objetos litúrgicos, en el s. XIX, la reina Isabel II donó a esta iglesia un cáliz con la inscripción "AL REY DE REYES. ISABEL II".

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